Cuando fundo mi ciudad, corrijo la arena. Después corrijo la ciudad. Y de corrección en corrección marcho hacia Dios.
(Antoine de Saint Exupery)

lunes, 29 de noviembre de 2021

Plegaria de un ángel

 

Érase la melodía original

el secreto mejor guardado.

Aliento del cielo,

intervalo de sombras,

curiosidad de ángeles,

dulce partitura dormida

en los bolsillos de Dios.

 

En confuso plenilunio

y a contraluz del alba,

entre pesadillas de plomo

y flores de sangre,

remonta la prisa un ángel desconsolado.

 

Ruega a la brisa, implora al oriente

que las ráfagas no sean de muerte,

que la noche no se apresure,

que no lloviznen lágrimas,

que la tristeza no amanezca,

que acometan preces,

y que, por una vez,

Dios toque el piano

a la hora que, en el cielo,

en la tierra y en los abismos

toda rodilla se dobla.

 

El ángel cree, espera y confía.

 

Súplica esparcida al mar,

clamor del fuego y del hielo,

silencio de milagros,

desconciertos de esperanza,

perdón y consuelo.

 

El mundo se ha vuelto hostil.

 

El piano envejece.

 

Lacrimosas teclas

sueltan penas al viento

que de tanto gemir,

se ha vuelto plegaria.

 

De incienso y de mirra

 el ángel se viste.

 

El piano cree, espera y confía.

 

Un bolsillo se abre en el cielo.

Tierna llovizna,

sagrado prodigio,

concierto inefable

en clave de soles,

delicia y renuevo.

 

El piano resplandece

y es viña perfumada

en los dedos de Dios.

 

El ángel de la Paz derrama su gracia.

 

De rodillas,

la creación enmudece.


10 comentarios:

  1. Un canto celestial en tus versos. Que lindo poema. Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Sandra, por tus palabras.
      Me alegro que te haya gustado.
      Un abrazo en la distancia.

      Eliminar
  2. ¡Maravilloso!
    Tu poesía me traslada y me deja muda de belleza.
    Y el piano suena, suena, suena... Y yo aplaudo (mis palmas no suenan para no turbar el instante). Qué glorioso deleite.

    Un gran abrazo

    ResponderEliminar
  3. Hola, Volarela.

    Muchas gracias por tus amables palabras.

    Ojalá alguna vez Dios de veras toque el piano sobre esta humanidad doliente. Y ojalá sepamos escucharlo llegado el caso, dada nuestra pertinaz sordina.

    Te mando un beso.

    ResponderEliminar
  4. Hola Mónica,

    Un poema fuerte, lleno de optimismo al comienzo, alegría fluidez, para ir cambiando a medida que la vida va transcurriendo, el piano va menguando al igual que los ánimos. Ese ángel que se da cuenta del desastre y va cambiando. Este mundo no está hecho para grandes conciertos de piano, y ojalá suene con tanta fuerza que podamos darnos cuenta de que el amor a los demás es nuestro mejor regalo.
    Me ha gustado tu poema.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Jesús.

      Así es, querido amigo. Acertadas palabras las tuyas; en efecto, en el camino de la vida la esperanza siempre está escondida en el amor a los demás, en lo que damos.
      Te mando un abrazo.

      Eliminar
  5. Hermoso poema. "De rodillas/ la creación enmudece". Yo creo que es cuando mejor oímos, vemos y sentimos. Hay una luz que ilumina el pliego de los días; si hermosos, luminosos; si a veces ensimismadamente nostálgicos o tristes, plenos.
    Dar, y más dar; y recibir también que todo cabe en uno, y por principio, la eternidad, que es tiempo y llamada, siempre espera algo de nosotros.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Pilar.

      Hermosas palabras: "Hay una luz que ilumina el pliego de los días"; "la eternidad, que es tiempo y llamada" ¡Que lindo! Y qué cierto todo lo que dices.

      Gracias por tu inspirador comentario.

      Un beso.

      Eliminar
  6. Muy, pero que muy bellos versos. Un abrazo fuerte y feliz día.

    ResponderEliminar
  7. Hola, Rocío.
    Encantada de tenerte por acá, gracias por tus palabras.
    Un abrazo grande.

    ResponderEliminar