en lugares
sorpresivos,
dónde menos se
esperan,
azuladas de
escarcha
o soleadas de cemento.
Aun así,
Se abren camino.
Y la capacidad de
asombro,
esa moneda que, por
gastada,
abandonamos a los
recuerdos,
reaparece perpleja
y esmerilada
en un vuelto de
golosinas,
en cualquier
negocio mínimo,
corriente y nada
complicado,
como cuando compras
uvas.
O también, en la
baldosa exigua
que altruista
adopta la lluvia,
cuando de un
paraguas pasajero,
azorado, resbala un
beso.
Es además una moneda
que,
imprevista, remonta
vuelo
a bordo de
gorriones trasparentes,
para caer en algún
bolsillo
florecido de
perdón.
Mientras,
el viento desviste
al oído
una partitura
accidental,
de Dios susurro y consuelo,
una tarde
cualquiera,
en la que empujados
por la brisa
andamos con prisa y
sin prosas,
ausentes de risa y de
rosas.
¿Flores inesperadas? Como dices al principio: " Hay flores que nacen en lugares sorpresivos". Es muy cierto, pero se abren camino como dices.
ResponderEliminarRecuerdo haberte dicho, hace mucho tiempo, que no entendía la poesía y por eso no me llamaba la atención, pero he de confesar que voy , poco a poco, entendiéndola , al menos en las tuyas.
Continúa.
Un abrazo
Gracias, Jesús. Muchas gracias, qué bien que te haya gustado. Capaz te animas a intimar con la poesía tú también. Pluma te sobra. Un beso.
Eliminarfascinante tu forma de escribir un abrazo desde el mar de Miami
ResponderEliminarHola, Recomenzar. Bienvenido a este sitio recién nacido. Muchas gracias por tu apreciación. Saludos al mar de Miami, desde el encierro de Buenos Aires.
EliminarHola Mónica. Extasiada me has dejado con tus juegos de palabras y ese ritmo de baile dulce. Me encanta.
ResponderEliminarHols, Amparo. ¡Bienvenida! Gracias por pasarte, un gusto leer tu comentario. "Ritmo de baile dulce", ¡pero qué linda imagen! Te lo agradezco.
ResponderEliminar