Cuando fundo mi ciudad, corrijo la arena. Después corrijo la ciudad. Y de corrección en corrección marcho hacia Dios.
(Antoine de Saint Exupery)

martes, 22 de septiembre de 2020

El camino a Sepultura

 

Praia da Sepultura, municipio de Bombinhas, Brasil 


El arbitrario camino a la playa de Sepultura hace siglos que navega arrastrando el continente sin reconocer puertos de cordura.

 Se conduce entre raíces aéreas, barreras de silencio y chillidos, sombras agotadas de gotas luminosas y tramos donde reina un extraño crepitar: son peces aprendices de pájaros convocados al ruego de un mar ambarino y persuasivo, invisible para el pasante silencioso.

Interrumpen el cónclave mariposas trasparentes o completamente azules empeñadas en desandar una y otra vez el andén aéreo, surcado por andariveles envueltos en jade y por cañas jadeantes de caireles azucarados.

El camino a Sepultura estira sus dedos membranosos al cielo y con uñas de roja flor araña el corazón del atardecer ronroneante y dulzón, atrapado en las redes que tiende una botella grávida de anochecer. Esa que vierte lágrimas de ron sobre el tapete del horizonte, que a veces se da vuelta y, colocándose un collar de perlas, practica ballet a la luz de la luna. Al contacto de sus pies de plata ¡la fría piedra reverbera!

Luego desciende por desvaríos de agua hacia un depósito de madreperlas custodiado por un esclavo y un buzo entregados a un litigio que lleva siglos ausente de resolución. Ambos se pierden y se encuentran una y otra vez,  examinando sus venturas y desventuras en confines acuáticos, bajo la arena póstuma de cuarzo y estrellas, acosados por bailarinas desvencijadas de aletas y amantes de mirada amatista, todas extranjeras.

El camino a Sepultura confunde y remite a error induciendo al arrepentimiento y al regreso por las dudas, por temor y por certeza. Y porque está sellado justo en el acceso, donde la única urgencia es que se nace un poco cada día.

Los incautos que ingresan, se comenta, quedan atrapados en una suerte de encanto del que no pueden sustraerse. Forzados a volver, o a tener noches de sueños recurrentes.

Aunque no se puede vivir volviendo.

Porque los efectos del vino que escancian sus escalones resinosos son de absolución irreversible. Y porque los cántaros donde se guarda reposan encadenados al cuello de una tortuga que navega hace siglos y que nadie ha logrado ver.

 Tal vez debido a que, al igual que su Autor, está demasiado expuesta.


8 comentarios:

  1. Intrigante, hermosa y cautivadora. Camino a Sepultura es una prosa donde te deja soñar con el paraíso, no solo físico y vacacional, sino espiritual. Llegar a Sepultura y descansar, es quedar atrapados por su vino escanciado.
    Perfecto. Me ha encantado.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Jesús. Efectivamente, esa playa medio escondida es un lugar encantador. Te confío que los personajes los tomé de la leyenda del lugar, que cuenta que el nombre de Sepultura se debe a que fueron enterrados en el fondo del mar un esclavo y un buzo que pelearon por un tesoro. Lo que le añade ese toque de misterio y belleza. Besos.

      Eliminar
  2. Desde luego que eres una poeta de raza, te sale la poesía por los poros, y me has recordado a los poetas de la generación 'beat', en es línea donde lo más importante es conocerse a uno mismo, de vivir libremente y buscar la verdad. Eso inspiran tus poemas, un contacto con la interioridad en las metáforas y transmitir la energía desde donde existes al lector, como Burrougghs, Allen Ginsberg o Cummings, sin ningún sistema de métrica, donde la extensión del verso depende de tu ritmo respiratorio. Del corazón a la línea.

    Enhorabuena. Te sigo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Pitt Tristán, bienvenido a mi blog. Muchas gracias por tus palabras. Trataré de estar a la altura. Un saludo.

      Eliminar
  3. Enigmática descripción de una playa bravía, bella e inolvidable. Dan ganas de estar allí contemplando lo que dice la autora

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Mampara. Bienvenida al blog. Gracias por tus palabras. Efectivamente, dan ganas de estar allí. Un beso.

      Eliminar
  4. Haces una descripción de un lugar, en lo de menos parece ser que sea una playa.

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Alfred. Claro, no es la playa sino el camino hacia la playa lo que he intentado describir, tal como dice el título. Gracias por pasarte. Un beso.

      Eliminar