Cuando fundo mi ciudad, corrijo la arena. Después corrijo la ciudad. Y de corrección en corrección marcho hacia Dios.
(Antoine de Saint Exupery)

lunes, 11 de octubre de 2021

Quebrantos

 A mi tío (in memoriam, 2010) protagonista de Una boda complicada y de La Fiesta 



Hoy, el planeta pesa menos. Apenas unos gramos.

 

Se siente en la sencillez del aire, en la ligereza del calor, en la penumbra habitada de silencio y de ritos. De ritos que no fueron. Que no serán, que no llegaron.

              

Y vos, allá. Donde Dios atisba. Donde no se atreven las grullas ni los colibríes. Tampoco las águilas.

 

Estás siendo medido, pesado y anotado en un libro que se alimenta de soledades y fatigas. Un ángel diligente anota en los márgenes, lo que de ti has dado. Mientras, sordos, ciegos y mudos, arden los incensarios en dolorosa sucesión de seis tribulaciones. A la séptima se romperán los cántaros internos y habrá liberación.

 

Los cristales del horizonte estallan en tantas lágrimas que ha debido venir el ángel a recogerlas. No sea que la noche se extravíe en el abrazo de tus constelaciones imposibles. O que la mañana se ahogue por exceso de rocío.

 

Y que, el crepúsculo sea, en tu piel, atardecer incorruptible.

 

Mientras, yo soy sombra, debate y quebranto. Y tierra que tiembla.

 

 Remiendo del cielo, sueño de estopa, cuaderno de niña; de clausura, la risa y de vino, el olvido que, en no ser víspera, coloca su empeño.  Son planteos de ludo.

 

Y de luto.

 

De luto ignorante, abro la puerta, me ubico frente al mantel. La mesa está dispuesta, con esa engañosa paz que deviene en cobijo obligado de cualquier amenaza.

 

Impera, pues, sobre el mantel, el descanso de las cosas cumplidas, el sosiego de las liturgias domésticas observadas, el orden de los estantes, el vino que aguarda y el pan que suspira detrás de las copas.

 

Del cristal de las copas.

 

¡Ah, el cristal! Nubla asombrosamente las miradas. Y, aunque la mesa está dispuesta, me consumo en llagas que todavía no ha construido el corazón. Derrapo, sombría, por calles sin salida y me entrego a mil juegos de atajos lacrimosos. Reflexiono entonces que tu peso, en estas dos horas, habrá mermado junto con el del planeta.

 

Pero vos no obedecías sino a la intensidad. Y el mantel, tan conocido, tan recurrido, estrujado y bendecido por tu risa, hoy reina bajo cierta urgencia sofocante que deja, a su paso, corazones abrasados.

 

Porque no estás.

 

Porque nunca pensé que podías no estar.

 

Y menos, que yo iba a estar, en detrimento de tu ausencia. Esa, la incalificable. La que duele justo en el centro del pecho y en las plantas de los pies.

 

No los míos. No los tuyos. Sino los de los ángeles.

 

Por eso, hoy, el planeta pesa menos.

12 comentarios:

  1. Un peso menos que por ello agobia.

    Un abrazo.

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  2. Hola, Alfred.

    "Un peso menos que por ello agobia": es tal cual.

    Este poema o suerte de epitafio se le escribí a mi tío, hace años ya, el protagonista de los relatos de Una boda complicada y La Fiesta. Ahora lo aclaré arriba.
    Gracias.
    Un beso.

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  3. Bonito texto, en recuerdo de tu tío.
    Un beso, Mónica

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  4. Es un hermoso recuerdo el que le dejas en bellas letras. Un gusto leerte. Saludos. Gracias por pasar por CafePoetas.

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    1. Hola, Sandra, ¡bienvenida a mi blog!

      Gracias por tus palabras.

      Ha sido un placer pasar por Cafe Poetas.

      Un beso.

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  5. Hola Mónica.

    Recuerdo a tu tío en la boda y en la fiesta. Desde luego un señor al que no olvidar y al que dedicar un poema como este para recordar su ausencia y el vacío que dejó.

    Muy sentimental y muy bonito.

    Un abrazo

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    1. Hola, Jesús.

      Así es, amigo, este poema lo escribí enseguidita que mi tío se fue, dejando -tal como apuntas- un gran vacío. Estará haciendo de las suyas desde alguna estrella.

      Un beso.

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  6. Hola, Mónica!
    Disculpa el retraso en venir por aquí..., aquí, nada menos el lugar donde la poesía toma un trono de honor y discurre como un arroyo puro ¡Y tan feliz!

    Este texto me ha estremecido, me ha puesto la piel de gallina. Con eso lo digo todo.
    Sensacional, divino quebranto, maravillosa falta de peso derramada en estas palábras-lágrimas, lágrimas que has sabido destilar en poesía pura.
    Una JOYA. Sí, una joya llena de diamantes a lo largo de toda la prosa poética.

    Un fuerte abrazo, Mónica, y gracias enormes por tu estimulante comentario en mi canal

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    1. Hola, Volarela.

      Gracias, me dejas sin habla con tus expresiones tan amables, sentidas y ¡poéticas, claro! Es gratificante para el alma empatizar en modo poesía, como lo siento a través de tus palabras. No sé si las merezca, pero muchas gracias por dejar tu huella en este, mi prado azulado.

      Un cristalino abrazo pirineico para ti, querida amiga.

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  7. Mi más sentido pésame. Qué bonito recuerdo. Un beso enorme y mucho ánimo.

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  8. Hola, Rocío.
    Agradezco la delicadeza de tu pésame. Luego de doce años, queda el recuerdo que se acomoda en un rincón amable del alma.
    Gracias por tus palabras y por pasarte.
    Un beso.

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